¨Ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que
quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien
poco se le perdona, poco amor muestra. Y le dijo a ella: Tus pecados quedan
perdonados.¨
Dios mío, al igual que la mujer del Evangelio, te busco con
una gran fe en esta oración. Soy consciente de mis miserias y necesito tu
perdón. No permitas que me aparte de Ti, porque en Ti tengo puesta toda mi
esperanza. Te amo y deseo ardientemente compartir este amor con los demás.
El amor es la fuerza del alma y la llave que abre todas las
puertas.
El amor cubre una multitud de pecados, por eso ella puede
escuchar de labios de Jesús: ¡vete en paz! Es un atrevimiento y un escándalo
para quien está falto de amor, pues sólo desde el amor se entiende el perdón.
Catholic.net
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