“Cuando tuve hambre me diste de comer y cuando tuve sed me diste de beber”
Gracias Señor por darme esta oportunidad de compartir con mis hermanos/as en tu casa, donde siempre habrá acogida y manos extendidas para quien necesite de tu ayuda.
Qué alegría de tener esta experiencia de compartir la misión que realizan nuestras hermanas junto a muchos voluntarios, todos los días con los migrantes de diferentes países. Es una verdadera multiplicación de panes y peces lo que he experimentado, donde muchas personas están implicadas y hacen la experiencia de la solidaridad y el desprendimiento.
Y aparte del alimento del cuerpo, está el contacto que enriquece la vida, el compartir con mis hermanos/as, donde se puede hablar el lenguaje del amor, que todos lo entienden.
Y una misión de continuar orando porque nadie en este mundo le falte el alimento para el cuerpo y para el espíritu, en una casa bendecida donde se realiza el pan para la celebración eucarística y el pan para alimentar el cuerpo de muchos/as. “Ser pan partido y repartido para un mundo hambriento”
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