Que su
vida tenga siempre el sabor evangélico, el Papa a los consagrados
En la fiesta de la Presentación
del Señor el Santo Padre Benedicto XVI presidió en la Basílica Vaticana la celebración eucarística con la participación de
numerosos miembros de la vida consagrada. En su homilía, el Papa dirigió a los consagrados, tres invitaciones, para que
puedan entrar plenamente a través de la puerta de la fe.
1. En primer lugar, el Papa invitó a los consagrados a alimentar una fe capaz de iluminar su vocación. Por esto los exhortó a
hacer memoria, como en una peregrinación interior, del “primer amor” con el que
el Señor Jesucristo ha encendido su corazón, no por nostalgia, sino para
alimentar esa llama. Y les dijo que para esto es necesario estar con Él, en el
silencio de la adoración.
2. En segundo lugar, el Santo Padre
invitó a los religiosos “a
una fe que sepa reconocer la sabiduría de la debilidad”. Porque en la
sociedad de la eficiencia y del éxito, su vida, marcada por la “minoría” y por
la debilidad de los pequeños, por la empatía con los que no tienen voz, se
convierte en un “signo evangélico de contradicción”.
3. Por último el Papa, exhortó a los
consagrados a renovar la fe que los hace ser peregrinos hacia el futuro. Tras
destacar que “por su
naturaleza la vida consagrada es peregrinación del espíritu, en búsqueda de un
Rostro que algunas veces se manifiesta y otras se vela”, Su Santidad
manifestó el deseo de que éste sea el aliento constante de su corazón. Por eso
les recomendó que no se unan a los profetas de desventura que proclaman el fin
o la sinrazón de la vida consagrada en la Iglesia de nuestros días, sino que
más bien se revistan de Jesucristo con las armas de la luz, permaneciendo
despiertos y vigilantes.
Si queréis leer la homilía completa:
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