Para mí, el testimonio que puedo decir de María Emilia en mi
vida, es el haber conocido a la congregación y a las hermanas, gracias a ella y a
su entrega gratuita y generosa al Señor.
Su vida ha sido marcada por el amor de Dios que ella fue
descubriendo a lo largo de su vida en su peregrinar en la tierra.
Su sencillez, su ser de madre y su humildad son virtudes muy
notable en su vida, mirar la vida de nuestra Madre Fundadora es un renovar y
afianzar cada vez más mi seguimiento al Señor siguiéndole desde lo que soy,
como ella lo hizo. En momentos de tristeza y con función unos de los
pensamientos que me han acompañado hasta hoy:
El pensamiento de la humildad:
Jesús mío, por tu amor, por tu infinita misericordia, dame
un poquito de luz, que le conozca y me conozca a m, aunque tenga mucho que
sufrir…
Ten tu mirada y corazón siempre fijo en Jesús Sacramentado
Él te enseñará recto camino, para mi estas palabra de María Emilia me han
ayudado en mi caminar hasta hoy. Gracias Madre por acompañarme.
MERCEDE RIVERA
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