El Papa Benedicto XVI abre el 11 de octubre el Año dela Fe, en la conmemoración del cincuentenario de la inauguración del Concilio Ecuménico Vaticano II. Una fecha importantísima, no solo para el recuerdo, sino para continuar ahondando enla Nueva Evangelización, al latido del Sínodo que se celebra durante este mes. Con su dibujo, Patxi nos invita a encontrar en la Palabra, que nos abre el propio Papa, el misterio del Amor dela Trinidad. Misterio de amor que ha de inspirar siempre nuestras vidas.
En el evangelio dominical nos encontramos con el joven rico, tan modélico y cumplidor para algunas cuestiones. Sin embargo, tiene un punto débil un tanto problemático para alguien que admira a Jesús y que puede convertirse en posible seguidor suyo: le gusta más sumar que restar en aspectos como acumular mandamientos, méritos, prácticas religiosas y dinero. Era muy rico, luego había sumado grandes cantidades de dinero. Lo peor es que su posición económica le pudo con el deseo de seguir al Maestro bueno. En clave de acumular el joven quiere saber cómo conseguir “puntos” para heredar la vida eterna. Jesús trastoca sus planteamientos y el rico se marcha pesaroso y apesadumbrado. Su riqueza le puede, le ata, le carga, le imposibilita ser libre para acoger la valiosa invitación de Jesús en clave de resta, de desprendimiento, de quedarse con lo esencial que, paradójicamente, es el tesoro más preciado: el de la vida eterna. Revisar las claves de nuestra vida puede ser algo fundamental para situarnos adecuadamente para el seguimiento.
Desátanos, Señor, de lo que más nos cueste para seguirte con valentía, decisión y a fondo perdido. Que sintamos que nuestra vida es solo tuya para el servicio de tu Reino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario